¿Es posible enmendar la temporada en el último mes y medio de competición? ¿Puede un entrenador rescatar a un equipo que camina hacia el descenso de categoría con sólo ocho encuentros ligueros por delante? En Guadalajara creen que sí. Al menos, los alcarreños han tomado la decisión de encomendarse a uno de esos técnicos milagro especializados en salvar los muebles cuando todo parece perdido: David Vidal.
El entrenador gallego asumió desde hace tiempo ese rol, definiéndose a él mismo como “un salvador de las cosas que no tienen remedio”. Personalidad y experiencia le sobran para afrontar este tipo de retos. En su currículum vitae puede presumir de lograr una permanencia que parecía imposible en el Cádiz (86-87 y 88-89), el Villareal (95-96), el Hércules (97-98), el Real Murcia (01-02), el Elche (06-07) y el Albacete (09-10).
Sus éxitos en los banquillos le valieron el apodo del ‘Mago de Portosín’. Aunque no siempre salió cara al lanzar la moneda. Cuando juegas tantas veces con fuego es normal quemarse en alguna ocasión. A pesar de la pasión que pone en cada proyecto en el que se embarca, Vidal no pudo conseguir la salvación en tres ocasiones: Rayo Vallecano (93-94), Las Palmas (03-04) y Lleida (05-06).

Algo normal cuando siempre te toca bailar con la más fea, como suele decir cada vez que asume que debe resolver una situación límite en un club que ya ha cesado a dos o tres entrenadores antes de su llegada. Hijo y hermano de marineros, además de un gran aficionado a la pesca submarina sin oxígeno, David Vidal acepta con naturalidad esa condición, tan presente en el mundo de la mar, de vivir cada cierto tiempo en un puerto diferente.
Su vuelta a la primera línea de batalla del balompié nacional no sólo es una buena noticia para los aficionados al deporte rey, sino para unos medios de comunicación que se frotan las manos ante unas rueda prensa donde, una vez más, sus frases lapidarias con su característico acento gallego no dejarán indiferente a nadie. Como aquella vez que fue preguntado: ¿de cuál equipo es usted?, respondiendo que “sólo del que me paga”. O como cada vez que un periodista le recordaba que el siguiente partido era una final, situación que siempre resolvía con su clásico “la única final que hay es la muerte”.
Como se suele decir, David Vidal será genio y figura hasta la sepultura. Y con el paso de los años, el gallego cuenta ya con 65 primaveras, no ha perdido ese punch marca de la casa tan característico. A los dos días de ocupar su nuevo cargo como entrenador del Depor, el técnico coruñés no dudó en colgar el teléfono en directo a Joseba Larrañaga, presentador del Partido de las 12 (Cadena Cope), tras ser preguntado si le gustaría ser seleccionador nacional. Eso sí, antes de dar por finalizada la conversación, el míster sentenció al periodista donostiarra con un “usted tiene muy poco talento, es un grosero, no es honrado y sólo está acostumbrado a hablar con cuatro mindundis”.
Así fue siempre Vidal. Así es David. Y probablemente así será el ‘Mago de Portosín’. Como los retos que ha afrontado en un banquillo. Todo o nada. Blanco o negro. Éxito o fracaso. Salvación o descenso. En su debut en el Pedro Escartín, victoria por 4-0 ante el Rayo Majadahonda. En su segundo partido al frente de los morados, derrota por 6-3 ante el filial blanco en el Alfredo Di Stéfano. El Guadalajara se encuentra actualmente un punto por encima de los puestos de descenso a Tercera.
Por delante, el Deportivo tiene seis finales ante Real Sociedad B, Real Unión, Amorebieta, Sestao River, Arenas Club y Toledo. A mediados de mayo conoceremos el desenlace. Si no renueva por los de la capital de la Alcarria, Vidal no se preocupará. Hará su maleta y esperará que comience la próxima temporada. A partir de enero es muy probable que su móvil vuelva a sonar. Seguramente, David contestará y nuevamente asumirá uno de esos retos que parecen imposibles.
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